Desde la cocina me llega el sonido familiar de un cristal hecho añicos. Mis tres ‘gamberretes’, que hasta ese momento jugaban con la pelota, se han parado en seco y miran con fingida inocencia el flamante boquete que luce una de las ventanas del salón.
Me coloco el traje de detective y me dispongo a descubrir al culpable… ¿Quién ha sido esta vez? -pregunto. -¡Yo no he sido, mamá!- responden al unísono tres candorosas vocecitas. ¡Vaya, vaya! ¿Sabéis que a los niños que dicen mentiras se les ponen las manos coloradas?
Aquello fue definitivo. El presunto ‘culpable’ no pudo evitar el irrefrenable impulso de mirarse las suyas para comprobarlo.
Aquello fue definitivo. El presunto ‘culpable’ no pudo evitar el irrefrenable impulso de mirarse las suyas para comprobarlo.
Con este micro participé en el 2º Certamen de Microrrelato "No me vengas con historias", cuyo tema era "la mentira"
Chica lista...Jajaja.
ResponderEliminarMuy buen truco de madre.
Besos desde el aire
Jajaja,qué niños tan graciosos tienes y qué tramposas son las madres. Aunque he de decir en defensa de tus hijos que ese truco no sirve. Yo, de ser inocente (que dudo ser inocente en algo) también me las habría mirado y además...si jugaban los tres, la culpa es repartida.
ResponderEliminarMe ha encantado, MJ. Buenísimo. Los niños se lo creen todo... Ayer mi hijo tenía hipo y una vecina le dijo que no se preocupara, que con cada hipo crecía un poco. Así que me miró y me dijo: "Mamá, hoy no necesito comer, tengo hipo".
ResponderEliminarUn gran abrazo.
ay que me estoy mirando las manos yo también!! Buenísimo!!! Me encantó! Saludos van, M J!
ResponderEliminarQue inocencia la de los niños… y que psicología la de las madres… si es que el que fue cocinero antes que fraile….ya se sabe.
ResponderEliminarMe encanto esta mentira tuya. Un bessito
Lo que no sepa una madre... jajajaja, genial!
ResponderEliminarLa inocencia de los niños no tiene igual...esa mezcla de dulzura, picardia en estado de gestación...
que lindos son!
Lástima que cuando crecemos la dejamos olvidada en alguno de los estirones que pegamos...
Un besazo guapa...
:-)
ResponderEliminarClaro, Rosa. Las madres debemos ser más listas que nuestros peques.
Un beso.
Debo aclarar Aina que esta historia es totalmente ficticia :-)
ResponderEliminarY por supuesto, estoy de acuerdo contigo, los 3 son 'culpables'.
Un beso grande.
¡Jaja! La inocencia de los peques (como tu hijo) no debería desaparecer nunca.
ResponderEliminarGracias, Sara.
Un fuerte abrazo.
¿Te sientes culpable, Sandra? ;-)
ResponderEliminarEncantada de que te haya gustado.
Besos.
Así es MEN. Las madres aprendemos psicología sin necesidad de estudiarla.
ResponderEliminarGracias, guapa.
Un besote.
Deberíamos quedarnos en esa fase de picardía e inocencia.
ResponderEliminarBesazos, Gala.
Me ha encantado, me ha traído a la memoria a mi madre, más de una vez utilizó ese truco conmigo, y luego yo lo he hecho con mi hija.
ResponderEliminarBesos
Ya te lo dije MJ, tremendo!
ResponderEliminarUna exploración desde un punto de vista más bajo de la mentira por salvar el pescuezo!!
Abrazos!!
Sí, Elysa, es un viejo truco del que nos servimos las madres cuando los niños aún conservan esa bendita inocencia infantil.
ResponderEliminarGracias, maja.
Besos.
La mentira tiene las patas muy cortas.
ResponderEliminarGracias, Sucede.
Un abrazo.
Ja, ja, yo siempre picaba, incluso cuando no había hecho nada malo.
ResponderEliminarBesos.
Te confieso que yo también :-)
ResponderEliminarUn beso, Tor.
Muy ingeniosa la mamá. Cualquier estrategia es buena para encontrar la verdad... ¡y al culpable!
ResponderEliminarBesos, MJ.
De eso se trata, ATENEA. Los nenes son muy listos, pero las mamás tenemos que serlo aún más :-)
ResponderEliminarBesos.
A eso se le llama experiencia y psicología. Que pilla es mamá.
ResponderEliminarMJ tiene mucha gracia este micro.
Felicidades, un beso.
:-)
ResponderEliminarGracias, Nicolás.
Un beso.
jajaj, como no caer en semejante trampa...¡Ays, qué bonita es la inocencia!
ResponderEliminarMe gustó tu micro, un abrazo.
La inocencia se viste de mentira y sale a pasear por nuestras cabezas. Precioso.
ResponderEliminarBlogsaludos
¡Qué lástima que perdamos la inocencia tan pronto! ¿verdad?
ResponderEliminarGracias, Gloria.
Un abrazo.
Precioso tu comentario, Adivín.
ResponderEliminarMil gracias.
Abrazos.
Jajajaj, quién fuera niño...
ResponderEliminarUn placer descubrir tu blog !! Con tu permiso desde hoy, te sigo !!
Besitos
Gracias, Jorge. Encantada de que te quedes conmigo :-)
ResponderEliminarUn abrazo.
Apuesto a que era inocente. Tanto que aún sabiéndolo dudaba de su inocencia. Y el "culpable" tronchándose .
ResponderEliminarHola, Montse.
ResponderEliminar¡Jeje! Esa es la clave, la duda.
Un beso.