Desencantados
Se entrenaban para estar muertos. Con la derrota enquistada en sus ojos,
daban puñetazos al aire como el púgil que se sabe perdedor antes de comenzar el
combate. Sin sueños, la vida se apaga. Y ellos, hacía tiempo que dejaron de
soñar. Pero aún les quedaba dignidad para morir con las botas puestas.
Me ha gustado tu micro de perdedores, porque... me gusta que aunque se sepan perdedores todavía tengan agallas y valor como para hablar de ello, no todo el mundo lo tiene.
ResponderEliminarAnte todo que nos quede la dignidad.
EliminarGracias, Luisa.
Un beso.
Desencantados, perdedores pero con dignidad. A nadie le gusta que la vida se apague pero, si hay que hacerlo, que sea con las botas puestas, no? Muy, muy bueno, MJ! Saludos van!
ResponderEliminarExacto, con las botas puestas.
EliminarGracias, Sandra.
Un beso.
MJ, los que se saben derrotados antes de iniciar la lucha, los que perdieron las batallas, todos ellos no suelen acabar bien. Su vida se marchita.
ResponderEliminarMuy bien reflejado ese estado de ánimo de los perdedores.
Un abrazo, Artista.
Los perdedores también tienen dignidad.
EliminarGracias, Nicolás.
Un abrazo.
Totalmente desalentados antes de comenzar, perdedores seguros, buen relato MJ,
ResponderEliminarUn abrazo desde mi mar,
Perdedores, sí.
EliminarGracias, Yashira.
Un besote.
Renunciar a los sueños es empezar a morir lentamente. Me gusta cómo reflejas a los seguros perdedores, pero con ánimos todavía de luchar hasta el final.
ResponderEliminarMuy bueno, MJ !!!
Besos !!!
Morir peleando, ATENEA.
EliminarUn besote.
Exactamente, ya que, que se sepa, sólo se muere una vez, pues que por lo menos sea con la mayor dignidad posible.
ResponderEliminarEstupendo como siempre.
Besos tulipanes
Eso es, Toñe.
EliminarGracias, guapa.
Besos olivos ;-)
Aunque se pierda hay que morir con las botas puestas
ResponderEliminarBesos desde el aire
Exacto, Rosa.
EliminarUn besote.
Dejar de soñar es lo peor que te puede pasar en vida. Por otro lado, siempre hay que saber despedirse con elegancia.
ResponderEliminarUn abrazo.
PD. Dios, que cursi me ha quedado.
¡Jajaja! De cursi, nada. Es la pura verdad, Miguelángel.
EliminarUn abrazo.
Me ha gustado mucho MJ. Es importante elegir la dignidad hasta el final.
ResponderEliminarBesitos
Si hay que morir que sea con dignidad ¿no crees, Elysa?
EliminarUn besote.
Que buen texto, aun sin ninguna oportunidad seguir luchando, por honor, dignidad o lo que sea.
ResponderEliminarSiempre habrá algo bueno al final cuando damos todo.
Besos!
A veces la suerte da un giro inesperado y nos salva :-)
EliminarUn besote, Ginza.
No conozco mejor forma de morir que con las botas puestas. Nunca dejemos de soñar. Un beso.
ResponderEliminarYa lo decía Calderón: "La vida es sueño" :-)
EliminarUn beso, Mar.
La dignidad es una de esas palabras que cada uno define a su manera.
ResponderEliminarBesos, MJ
Sí, pero el concepto de dignidad es el que es para todo el mundo. Algo que se tiene o no se tiene.
EliminarUn beso, Tor.
Defender la dignidad : precepto número UNO de la condición humana. El resto es cuestión de necesidades vitales....
ResponderEliminarPerfecto micro que debiera haber sido tenido en cuenta en los tiempos que corren. ¿Por qué no murieron con los guantes puestos? ...
Un beso digno. ;)
Abrazos también.
¡Jaja! Lo de los guantes es secundario ¿no crees, Laura?
EliminarUn beso y un abrazo.
Pues claro que sí. Totalmente secundario ...era broma ...
Eliminar:-)
EliminarBesos, guapa.
Este relato es un poco palíndromo, como se puede vivir para soñar que se está muerto. Cómo se puede estar muerto y seguir con las botas puestas esperando morir. Es broma, pero el relato retuerce la mente.
ResponderEliminarAún no están muertos.
EliminarUna lectura enrevesada la tuya, Ximens ;-)
Abrazos.
No podemos consentir que se apaguen los sueños, es lo único que nos mantiene “vivos” pero muchas veces abandonamos antes de tiempo. Un bessito
ResponderEliminarEs cierto, MEN. Sigamos soñando :-)
EliminarUn beso.
Porque sí, tienes en mi blog, un regalillo.
ResponderEliminarsaludos, Luisa
¡Guapa!
Paso a recogerlo ahora mismo, Luisa.
EliminarMuchísimas gracias por acordarte de mí :-)
Un abrazo.