Desde entonces escribo.
Desde que mamá me distinguió con el honorable título de "escribidora de cartas".
miércoles, 5 de junio de 2013
Por amor al prójimo
Sentía tanta pena por el dolor ajeno que se hizo enfermera. Tras treinta años como profesional, mantiene intactas su vocación y su sonrisa mientras administra una nueva inyección liberadora.
Estoy convencido de haberte expresado mi admiración por los que participáis en las microjustas, MJ. Me gusta esa doblez en la lectura que nos dejas de regalo.
Yo quiero un trabajo así :-)
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
Mmmmmm ¿estás seguro, Antonio?
EliminarUn abrazo.
Y es que hay gente que hace lo que sea necesario por el prójimo. O quizás por uno mismo, quién sabe ;)
ResponderEliminarAins, quién serás, quién serás...?
A saber! :-)
EliminarUn abrazo, Raúl.
Estoy convencido de haberte expresado mi admiración por los que participáis en las microjustas, MJ. Me gusta esa doblez en la lectura que nos dejas de regalo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Pedro.
EliminarUn abrazo.
Mira, nunca me había planteado que algunas vocaciones vinieran por pena. ¡Buena idea sí señora!.
ResponderEliminarUn besote desde Vitoria mojada, nuevamente mojada y húmeda.
Pues ya ves, todo es posible, querida Laura :-)
EliminarUn beso desde Baeza seca y fresquita.
Qué bueno, vaya joya de las microjustas! El viernes además vi la peli One million dollar baby, que el final es como este micro.
ResponderEliminarGracias, Puri. Celebro que te haya gustado.
EliminarUn besito de chocolate.