Viendo que los novatos no terminaban de acomodarse a la vida celestial, Dios les hizo una propuesta: “Jugaréis a los dados y el que consiga la mayor puntuación obtendrá un premio”. Los recién llegados hicieron un círculo y comenzaron a lanzar los dados por riguroso orden de llegada. Nadie parecía especialmente interesado en conocer la recompensa.
Acabada la partida, el Jefe Supremo mandó llamar al ganador. Tienes la oportunidad de regresar a la Tierra y ejercer de ángel de la guarda –le dijo. Para ello debes elegir una de las escaleras que tienes delante. Una lleva al Purgatorio, otra al Infierno, otra al Limbo y otra a la Tierra. Puedes renunciar al premio y cedérselo a uno de tus compañeros, pero recuerda que en cuanto comiences a descender ya no habrá retorno. El novato sopesó todas las posibilidades y decidió arriesgarse. Tras observar detenidamente las cuatro escaleras se dejó llevar por la intuición que le indicaba con sorprendente claridad la elección de la más pequeña. Desde el primer peldaño, justo antes de comenzar el descenso, miró hacia atrás. Dios sonreía.
Con este micro he participado en el concurso de minificciones a partir de una imagen correspondiente al mes de diciembre. Imagen by DamaArt©