Detrás de un bebedor siempre existe una historia paralela. Una razón, un dolor, una pena, un corazón buscando olvido, un pretexto o lo que fuera. El licor extremo, siempre será refugio de los que en cada borrachera sienten escaparse de esa realidad que viven y el precio que pagan por ello (el alcoholismo) es un final largo y triste, donde la muerte muchas veces solo es el tiro de gracia de un ser que ya hace tiempo dejó de vivir.
De todas formas hubiese muerto de pena.
ResponderEliminarSaludos
La pena es la que lo mató.
EliminarUn beso, Imilce.
Beber no ahoga las penas, nos ahoga a nosotros. Un beso.
ResponderEliminarEso es, Mar.
EliminarUn beso.
MJ, genial hiperbreve. Como reza el titulo no cabía otra muerte más que esa.
ResponderEliminarUn abrazo, Artista.
Sí, era inevitable.
EliminarUn abrazo, Nick.
Un suicidio lento, muy lento.
ResponderEliminarMuy buen hiperbreve MJ.
Besos desde el aire
Demasiado lento, sí.
EliminarUn beso, Rosa.
Ya quisiera más de uno que el hígado llevara incorporado un buen flotador.
ResponderEliminarUn abrazo, guapa.
Y el alma acorazada.
EliminarUn abrazo, Gloria.
Sospecho que murió ahogado en el dolor que lo impulsó a beber...
ResponderEliminarUn beso, MJ
Sospechas bien, Patricia.
EliminarUn besote.
Quería ahogar las penas y el que acabó ahogado fue él. Una muerte anunciada, y sus penas le acompañaron hasta el final.
ResponderEliminarMuy bueno, MJ!!!
Abrazos!!!
Un resumen muy acertado, ATENEA.
EliminarAbrazos.
Hola pues creo que fue una muerte elegida, en su ahogamiento fue más feliz que en toda su vida para olvidar. Un saludo.
ResponderEliminarAl fin se liberó, Lola.
EliminarUn beso.
Inevitable....jejeje. Hay un dibujo que queremos sacar en un librillo que le viene al pelo, ya te lo enseñaré...
ResponderEliminarUn abrazo!!
Me encantaría verlo, Juanlu :-)
EliminarUn abrazo.
¡Muy bueno!
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Di.
EliminarUn beso.
Buen nanorrelato. ¡Qué pena que no llevara flotador!.
ResponderEliminarBesos
Ni con flotador, Laura. Era inevitable.
EliminarUn beso.
Es lo que tiene ahogar las penas que al final las penas nos ahogan a nosotros.
ResponderEliminarEstupendo nanorrelato.
Un abrazo,
Exacto, Esperanza.
EliminarGracias.
Un abrazo.
Gracias, Daniel.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un hiperbreve afilado, MJ, de los que te dejan una herida abierta. Me trajo a la mente la muerte de W. Houston. Estas historias siempre acaban así.
ResponderEliminarUn abrazo,
Salvo raras excepciones, siempre acaban muriendo ahogados. Es su sino.
EliminarUn abrazo, Pedro.
Cuando alguien elige por compañia a la bebida, sabe cual sera su final.Es una muerte lenta pero segura. Un bessito
ResponderEliminarTú lo has dicho, MEN.
EliminarUn beso.
Cortito pero rotundo, MJ
ResponderEliminarBesitos
Una realidad, Elysa.
EliminarBesitos.
Muy cierto, que lastima que sea así
ResponderEliminarBesos
Una pena, pero es así.
EliminarUn beso, Ginza.
Detrás de un bebedor siempre existe una historia paralela. Una razón, un dolor, una pena, un corazón buscando olvido, un pretexto o lo que fuera. El licor extremo, siempre será refugio de los que en cada borrachera sienten escaparse de esa realidad que viven y el precio que pagan por ello (el alcoholismo) es un final largo y triste, donde la muerte muchas veces solo es el tiro de gracia de un ser que ya hace tiempo dejó de vivir.
ResponderEliminar¡Saludos!
Un drama impactante.
EliminarSaludos, Juan Carlos.
Pensaría: para ahogar las penas, me ahogo yo y acabo antes. Bromas aparte, un nanorrelato duro, MJ.
ResponderEliminarAbrazos.
Tan duro como real, Miguelángel.
EliminarUn abrazo.