Desde entonces escribo.
Desde que mamá me distinguió con el honorable título de "escribidora de cartas".
lunes, 12 de septiembre de 2011
Con un par...
Recogió el zapato abandonado en la escalinata de palacio y mandó llamar al zapatero de la villa... Dicen que cada noche, el príncipe, encaramado en sus tacones de cristal, se transforma en princesa.
...Y Cenicienta harta de esperar, Al leñador de Caperucita se tuvo que encomendar. Pero para el cuento poder terminar, Un día el príncipe, beodo y sobre sus plataformas, Encima del camastro de una dormida Blancanieves vino a resbalar, Y sobre sus morros vino a tropezar. Pero como donde no hay...no hay, el asunto no duró. Y esta es la historia del primer divorcio real. Nota: durante ese año, las perdices bajaron su precio. Jjejeje saludos.
Y mira que no me extraña, todo el día rodeado de pajes en mallas, ¿qué quieres?
ResponderEliminarXD, MJ, tu talento de lunes desborda...
ResponderEliminarFelicitaciones!!!!!
Me gusta este giro que le has dado al cuento. Y es que unos zapatitos de cristal dan mucho de sí.
ResponderEliminarBesos,MJ
MJ, Me he reído mucho con ese giro inesperado del cuento. ¿Dónde queda ahora cenicienta? ¿Este principe que aspira a ser una "Reinona"?
ResponderEliminarUn abrazo, Artista.
Jajaja, luego me llamas a mi cuentista. Quién fue a hablar.
ResponderEliminarBesazos desde el aire
Buen giro final!! Y el título, muy acorde...
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajaja, buen giro, aunque oye, el príncipe tiene que buscar su felicidad, ¿no?
ResponderEliminarBesitos
¡Jaja! Y que lo digas, Luisa ;-)
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Patricia. Hay lunes y lunes.
ResponderEliminarBesos.
Ya lo creo que sí, ATENEA ;-)
ResponderEliminarUn beso.
La pobre Cenicienta se quedó sin zapato y sin príncipe.
ResponderEliminarY el príncipe, encantado con sus tacones.
Un abrazo, Nico.
... Quien no calló ;-)
ResponderEliminarUn besazo, Rosa.
Gracias, Sara.
ResponderEliminarUn beso.
¡Ah! Por supuesto, Elysa. Ante todo la felicidad del príncipe :-)
ResponderEliminarBesitos.
Los cuentos de hadas es lo que tienen, príncipes alocados.
ResponderEliminarBlogsaludos
Si que hay segundas partes buenas, ya lo creo que las hay...
ResponderEliminarUn beso
Príncipes encantados, azules, valientes, alocados...
ResponderEliminarUn beso, Nel.
Bueno, Paloma, no creo que Cenicienta opine lo mismo ;-)
ResponderEliminarUn beso, guapa.
Y en todas partes, Daniel. Es una locura :-)
ResponderEliminarBesos.
Ups tenia una personalidad ambigua..
ResponderEliminarO igual es que la echa muchisimo de menos...
Genial MJ, ais.. como me encantas!!
Oye!! me gustan los zapatos! donde puedo comprar unos?
Pero que no me conviertan en principita eh??
Besitos mil.
Me temo que es más lo primero, Gala
ResponderEliminarY los zapatos no te los recomiendo, parecen incomodísimos para una princesa :-)
Un besazo.
jajaja muy bueno y divertido
ResponderEliminarSaludillos
Gracias, Puck.
ResponderEliminarSi te doy un beso ¿te convertirás en príncipe? ;-)
Parafraseando al maestro Sabina, me gustabtu pricipe que por el día es Juan y por las noches, Juana La Loca.
ResponderEliminarEstupendo trabajo, M.J.
Este teclado me hace pasar vergüenza...
ResponderEliminarMe encanta Sabina; sus letras son inmejorables.
ResponderEliminarGracias, Pedro.
Un abrazo.
¡Jaja! Sí, algunos teclados no tienen escrúpulos ;-)
ResponderEliminarBesos.
y porque no? es otro perfecto final para un cuento. Existen tantos finales como gente hay en el mundo. Un bessito
ResponderEliminarUy, un cambio en la fábula que no me habría esperado, muy bueno y muy a doc con estos tiempos, jejejejeje
ResponderEliminarLa imaginación es libre, MEN :-)
ResponderEliminarUn besito.
Actual sí que es, sí.
ResponderEliminarUn abrazo, Gabriel.
...Y Cenicienta harta de esperar,
ResponderEliminarAl leñador de Caperucita se tuvo que encomendar.
Pero para el cuento poder terminar,
Un día el príncipe, beodo y sobre sus plataformas,
Encima del camastro de una dormida Blancanieves vino a resbalar,
Y sobre sus morros vino a tropezar.
Pero como donde no hay...no hay, el asunto no duró.
Y esta es la historia del primer divorcio real.
Nota: durante ese año, las perdices bajaron su precio.
Jjejeje saludos.
:-)
ResponderEliminarBienvenido, enmascarado.
Saludos.
Pero mira tu por donde que se transforma en princesa pero no en ceniciento.
ResponderEliminarGracias y disculpa por mi exceso de confianza,llegué sin avisar y encima avasallando. ´_`
ResponderEliminar¡Jaja! Pues estaría bien que la Cenicienta fuera princesa y el príncipe ceniciento for ever and ever
ResponderEliminarUn beso, Eva.
No hay de qué, Enmascarado.
ResponderEliminarLo dicho; sé bienvenido y vuelve cuando quieras :-)
Un abrazo.
Con un par de tacones.
ResponderEliminarBesos
:-)
ResponderEliminarBesos, Tor.