Encaramada en la torre, aquella siniestra e inquietante sombra había comenzado a atemorizar a los feligreses que acudían, como cada domingo, a la misa de 12. Agrupados en corrillos, cuchicheaban nerviosos dirigiendo miradas furtivas hacia el tejado, mientras algunos, los más osados, se atrevían a señalar a aquel amenazante monstruo con el dedo. De repente, las puertas de la iglesia se abrieron de par en par y una gran cruz, a hombros de cuatro fornidos jóvenes, hizo su aparición en el atrio del templo. Sólo cuando el silencio fue total, el sacerdote, con el acetre de plata en su mano izquierda y el hisopo en la derecha, se dispuso a esparcir el agua bendita. -“¡Apártate, Satanás!” –gritó. Como por arte de magia, segundos después de que tan solemnes palabras atronaran el espacio, un rayo de sol traspasó aquella sombra dividiéndola en dos réplicas idénticas al original.
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Este microrrelato ha obtenido el tercer puesto en el concurso de Minificciones.com.ar del mes de abril de 2011.
Enhorabuena MJ!!
ResponderEliminarCon el mío no hubo suerte... jeje
Un beso!!
La suerte del principiante, Sucede :-)
ResponderEliminarEra la segunda vez que participaba en dicho concurso.
Gracias, majete.
Un abrazo.