domingo, 25 de agosto de 2013

Hamelín

Ocho bocas que alimentar y en la despensa ya no quedaba ni un trozo de tocino rancio. El precio de la carne andaba por las nubes. Los gatos habían desaparecido como por arte de magia. Solo las ratas parecían proliferar en aquel famélico barrio.

Habría que irse planteando una batida.