jueves, 27 de noviembre de 2014

Magia


El abuelo sacó una carta y la colocó boca abajo.
–Haz tú lo mismo –le dijo a su nieta. Ella obedeció.
El as de espadas estaba ansioso por darse la vuelta para ver a su amada. Pero algo salió mal: su dama de corazones había desaparecido.